Nuestra finca es familiar: 12 hectáreas ubicadas al norte de Béziers y mimadas orgánicamente desde 2015.
Guillaume tomó el relevo de su padre en 2002 y yo me uní a la aventura hace 5 años.
Nuestro terruño es mayoritariamente arcillo-calcáreo, lo que aporta fruta y un agradable frescor a nuestra gama.
Cada cuvée tiene su historia y un vínculo con la familia y es un placer que deseamos compartirlos con ustedes.
Porque hacer vino es apoyar un terruño para que exprese lo mejor de sí mismo con respeto y amabilidad, apostamos por la agricultura ecológica.
Por lo tanto, encontrará en cada uno de nuestros cuvées la expresión del sol, la convivencia y la autenticidad de Languedoc.
Nuestras cosechas son en gran parte obra de manos familiares y amigas y la poda manual y cuidadosa garantiza la calidad.
Sobre todo, cuando pruebes uno de nuestros vinos, recuerda cerrar los ojos y oler los dulces aromas a garriga y fruta que te traerán hasta nosotros.
Buen sabor y buen viaje!
Guillermo y Vanesa.
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