Adquirido en 1810 por un amigo de Napoleón Bonaparte, el castillo fue comprado en 2009 por Per Hakon Schmidt y Marianne Philip, una pareja danesa apasionada por la historia y el vino.
Desde 2019 confían a Andrea Pugliese, un joven enólogo, la gestión de la finca y la implantación paulatina de una viticultura respetuosa de la biodiversidad.