Está bajo el mismo cielo, en las mismas curvas del río, con la misma brisa cálida al final del verano y los mismos días fríos de invierno, en las mismas terrazas, con el mismo saber y tradición, está en el mismo vino -Douro creciente que nace el aceite de oliva intenso y afrutado de Casa da Oliveira Brava.
Casa da Oliveira Brava, fundada hace más de cuatro generaciones, está ubicada en una zona de ladera y disfruta de una vista única de la belleza escénica de la región vinícola más antigua y famosa del mundo y Patrimonio de la Humanidad, el Valle del Duero.
Se supone que el cultivo del olivo es una tradición milenaria, muy característica de nuestro paisaje y cultura mediterránea. Siempre ha aparecido para diversos usos y finalidades, en alimentación, medicina, cosmética, rituales religiosos, entre otros, como el simple encendido de la lámpara. La producción de aceite de oliva siempre ha sido una actividad familiar, hace al menos 4 generaciones contábamos con nuestra propia almazara para la extracción del aceite. Donde también, otros agricultores recurrieron a la extracción de su aceite. Desafortunadamente, a fines de la década de 1960, la prensa de aceite fue destruida por una tormenta seguida de una tormenta de agua. En ese momento comenzó para mi familia una etapa tibial y casi de abandono, al menos en la forma y dedicación que hasta entonces se dedicaba a la olivicultura, que recién hacia el 2013 experimentó un vuelco. En 2013 decidí hacerme cargo únicamente de los olivares de la familia y, mientras tanto, comprando otros olivares, comencé a trazar una estrategia para el lanzamiento de la marca de aceite de oliva de mi familia. Empecé a trabajar para conseguir el mejor aceite de oliva que podía dar la región del Duero.
Casa da Oliveira Brava se dedica al cultivo de olivos ya la elaboración de Aceite de Oliva Virgen Extra a partir de olivares centenarios, plantados en las terrazas de esquisto del Duero, aprovechando el microclima de la región. La cultura del aceite de oliva es asumida por Casa da Oliveira Brava como parte de su cultura, tradición y alma, que valora, conserva y preserva, con garantía de pureza, calidad y excelencia. De los olivares de Casa da Oliveira Brava, donde predominan las calidades Cobrançosa, Verdeal, Madural, Galega, Coibrã/Coimbreira y Moleirinha, entre otras, las aceitunas se recolectan manualmente, con el grado de madurez adecuado, con el máximo cuidado, para garantizar su buen estado.
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