INFORMACIÓN GENERAL Las cicerquias se encuentran entre las legumbres más antiguas y más consumidas por nuestros antepasados: parece que ya las comían en Mesopotamia hace más de 8000 años. Esta legumbre, cuyo olor y sabor es una buena mezcla de habas y guisantes, era el alimento de los agricultores cuando no tenían nada más que comer. Con el abandono del campo, también corría el riesgo de desaparecer la cicerchia, recuerdo de un período de hambre y pobreza. Hoy esta leguminosa ha sido redescubierta y valorada, convirtiéndose en una de las especies objeto de renovado interés por parte de los consumidores más atentos. Esto también se debe a la extrema resistencia de esta especie y su adaptabilidad a condiciones de cultivo que no requieren el uso de fertilizantes minerales y productos fitoquímicos y que la convierten en un cultivo especialmente apto para incluirse en los sistemas de cultivo "orgánicos". Valores nutricionales En cualquier estación del año, los Cicerchie hacen su valiosa contribución a la mesa. Como la mayoría de las legumbres, son muy ricas en proteínas, además contienen calcio, fósforo y varios tipos de vitaminas, especialmente PP y del grupo B. En las almortas descascarilladas, las fibras están presentes en cantidades mínimas y a pesar de ser bajas en grasas, esta legumbre es muy energético (en 100 g de cicerchie encontramos unas 315 kcal), estimula la memoria y mejora el tono muscular general del cuerpo. Zonas de cultivo En Italia no es una leguminosa muy cultivada, las únicas regiones donde es más común encontrarla son Umbria, Lazio, Marche y Abruzzo. Cicerchie, aunque es raro, ha obtenido el reconocimiento como producto agroalimentario italiano tradicional por parte del Ministerio de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales. Almacenamiento y consumo El producto debe mantenerse seco en un lugar fresco y seco. Su conservación e integridad alimentaria está garantizada por un período superior a 18 meses desde el envasado. Antes de ser cocinados y consumidos, se deben remojar durante 4-6 horas en agua tibia con sal o con una cucharada de bicarbonato de sodio, cambiando el agua dos o tres veces. El agua de remojo debe eliminarse y no usarse para cocinar. Después de remojar, poner la cicerchia en la olla con agua fría (se recomienda un litro de agua para 100 g de cicerchia), llevar a ebullición a fuego moderado, continuar la cocción durante 30 minutos, agregando sal a la mitad de la cocción. Al final de la cocción, dejar la cicerchia en el agua para evitar que se endurezca por el enfriamiento. Drene inmediatamente antes de la preparación final o el servicio de mesa.