El proyecto se inicia en el año 2014 en Oliete, Teruel, por 5 jóvenes emprendedores, que compartían la visión inconformista de ver un pueblo, su cultura y patrimonio natural desaparecer.
Queríamos lograr vincular a la sociedad, a través de experiencias o productos alimenticios, en la recuperación de los 100.000 olivos abandonados de Oliete, generando así desarrollo rural sostenible