Amar la tierra y los recuerdos: la guía y el lema de mi Nero d'Avola.
Detrás de nuestro vino hay, ante todo, una historia familiar: una historia de elecciones, de pruebas y errores que poco a poco van abriendo paso, de cambios sociales a través de las generaciones, de movimientos. Una historia de largos giros de vida y constantes retornos a lugares de la memoria. El recuerdo de aquel niño que con cuatro años trituraba uvas en la bodega de su padre, quien luego le hacía manejar la prensa de tornillo a modo de juego. Ese niño soy yo, Giovanni, y mi padre, que construyó la piedra del molino, se llamaba Francesco. El viñedo actual, plantado en los años 70, está situado en Granieri, una pedanía de Caltagirone. Pero mucho antes, mi abuelo, que llegó a Granieri desde Vittoria (RG) en busca de buenas tierras para cultivar, alquiló tierras al Barón Silvestri, en las que plantó uvas de Calaulisi, Frappato, Rossuniuri y Turribiancu, cosechadas y mezcladas. a finales de septiembre. Cuando hubo la posibilidad económica de comprar un terreno propio, mi abuelo y mi padre tomaron uno en el lugar que llamábamos Petrascriva. Terreno que lamentablemente resultó no ser apto para el viñedo, ya que el vino producido allí, poco después de abril, comenzó a convertirse en vinagre. Petrascriva fue así vendida. El cuidado y la atención de mi padre, que había experimentado fracasos en el pasado, fueron fundamentales para elegir esta vez un buen suelo, el actual: en una colina, expuesta al sur, en parte arcillosa y en parte arenosa, a 350 metros sobre el nivel del mar. Aquella tierra empezó a dar grandes satisfacciones, pero durante mucho tiempo el vino sólo se vendía a granel y se consumía localmente.
YFue con la cosecha 2015 que comencé esta aventura, el gran desafío de embotellar este vino, que era un vino de la casa, y darlo a conocer más allá de las fronteras de Sicilia, honrando el trabajo de mi difunto padre. El proceso de producción sigue siendo el mismo de antaño: durante la fase de cultivo sólo se utilizan productos naturales (azufre, cobre, estiércol de oveja); cosecha manual; despalillado; Maceración en depósito de hormigón durante aproximadamente 36 horas, únicamente con levaduras autóctonas de la uva, cuyas esporas, latentes y depositadas con el paso de los años en las grietas del propio depósito, aportan una peculiar identidad al producto. Gracias a la corta maceración, las uvas fermentadas quedan casi intactas, por lo que producen pocas lías; esto me da la gran ventaja de no necesitar tratamientos antes del embotellado. El afinamiento finalmente se realiza durante 2-3 años en barricas viejas de roble de 70 hl o en depósitos de acero, siendo la única innovación importante, este último, que permite proteger el vino llenándolo de nitrógeno comestible. A partir de la cosecha 2022 también obtuve la certificación orgánica, un paso más para ampliar los límites hacia personas unidas por el deseo de beber respetando los territorios y las pequeñas y grandes historias que los caracterizan.
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