Originalmente era el terroir de Ardèche, cuya belleza, pureza y naturalidad nos inspiraron. Las abejas y los apicultores locales han creado la base y definido el ADN de nuestra marca.
Nacieron las mieles de Joyeuse, del nombre de una pequeña ciudad fortificada que, según la leyenda, se relaciona con la espada de Carlomagno. El néctar insignia, numerado, es el fruto de una sola cosecha en la cresta de las montañas de Thines, junto a Joyeuse. Una miel rara procedente de un entorno puro. A caballo entre la etiqueta, pero sobre todo la ética, hemos continuado nuestra búsqueda de mieles excepcionales fabricadas en Francia con respeto por el medio ambiente.
Así fuimos a buscar comida un poco más lejos, probando los sabores de otros parques naturales, en Carmague, en Haut-Languedoc, en Vercors e incluso en Morvan. Cada territorio, cada flor ha enriquecido nuestra gama de mieles, con la calidad como punto común. Hoy de nueve parques naturales dotados de una extraordinaria biodiversidad, nuestra miel proviene de áreas de recolección preservadas y granjas de tamaño humano, donde el apicultor trabaja en simbiosis con su ganado y su entorno. Para hacer nuestra selección nos dejamos guiar por tres valores esenciales: el respeto, el saber hacer y el terruño.
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