Se puede oler el verde fresco, las margaritas ya están brotando, aparecen las primeras violetas. Así es, más o menos, como se puede describir el primer aroma de una copa bien fría de nuestro vino base de primavera. A medida que aumenta la temperatura, surgen cada vez más aromas afrutados y veraniegos de piña, jengibre, rosa y bayas de josta, completamente desarrollados y bien mezclados, incluso ligeras notas de masa madre que insinúan la sutil cremosidad del vino. Éste entra en simbiosis con las notas anaranjadas en la boca y permanece en la lengua durante mucho tiempo con una acidez agradable. El Gewürztraminer aporta notas florales, el cuerpo profundo y fuerte lo aporta nuestro Silvaner y nuestro Riesling añade una buena pizca de frescura. Un auténtico trabajo en equipo que da como resultado un vino florido, fresco y emocionante que recuerda a un día de principios de primavera. Muy polifacético y colorido, como su etiqueta de @theartofpau con tonos más fríos superpuestos con violetas cálidos y naranja en el centro. Es primavera, después de todo.