En Alsacia, la Navidad es la celebración más grande del año y se prepara con mucha antelación, en particular haciendo Bredele y otros dulces en familia. Hace cincuenta años, el fruto emblemático de esta celebración era para nosotros los niños la Clementina, pues sólo la comíamos en esa época. Incluso hoy en día, en la mesa navideña alsaciana, además del tronco de Navidad, helado o no, que se sirve de postre, siempre habrá una fuente de Bredele y una taza de clementinas. Por eso, en Confitures du Climont, hemos querido inventar una receta de mermelada navideña que sea representativa de las costumbres de nuestra región: reúne clementina, abeto en forma de licor de abeto de la destilería vecina Nusbaumer y angélica añadiendo angélica confitada. Nuestras mermeladas se elaboran en Alsacia, solo con fruta y azúcar, sin gelificantes ni conservantes. La segunda generación perpetúa la tradición de una mermelada sencilla y auténtica, cocinada en calderos de cobre centenarios, mediante un proceso único asistido por ordenador, que ajusta la cantidad de azúcar añadida según el azúcar ya presente en la fruta. Este saber hacer único ha permitido a Confitures du Climont obtener la etiqueta del Estado francés "Empresa del patrimonio vivo, la excelencia del saber hacer francés".