GAMA BS
Con sus cervezas de cebada 100% BIO y 100% francesas bautizadas con agua alpina, Brasseurs Savoyards son los verdaderos magos cerveceros de la Alta Saboya. Gracias a su impecable abastecimiento ecológico, cercano al terruño, y a su ininterrumpida cadena virtuosa a lo largo de la producción, han reencantado con toda naturalidad las cervezas artesanales y las cervezas ecológicas.
Para abastecerse pasan por la Malterie du Château, en Bélgica. Pero todas las maltas utilizadas en la elaboración de sus cervezas orgánicas se producen y cultivan en Francia. En cuanto a los lúpulos que utilizan en la composición de sus blends, proceden de Francia pero también de otros países del mundo como Bélgica, Inglaterra o Alemania… Porque las variedades de lúpulo ecológico son más escasas que la malta ecológica, lo que dificulta el suministro exclusivamente desde Francia.
Tan orgánico y nada más que orgánico para esta gama icónica que está ganando terreno primero en el mercado de Alta Saboya y cuya reputación y sabores están invadiendo poco a poco toda la región de Ródano-Alpes.
Lo suficiente para adaptar su línea de producción y sus capacidades de almacenamiento en su fábrica de Alby-sur-Chéran. Con 2 cubas de 50 hectolitros, 13 cubas de 70 hectolitros y 4 cubas de 110 hectolitros, Brasseurs Savoyards ha tomado la delantera para satisfacer la demanda de un mercado sediento de sus cervezas que combinan lo bueno y lo orgánico con el estilo y ese justo amargor que caracteriza su hermosas cervezas tradicionales y artesanales.
NINGUNA GAMA:
Durante siglos, la cerveza ha despertado pasiones y ha sido objeto de grandes agitaciones. En el corazón de las Abadías, los monjes realizan múltiples experimentos y trabajan con ahínco para elaborar esta bebida ancestral.
Contribuyen a su reconocimiento y justifican su consumo habitual con el dicho “liquida non frangunt Jenum*”.
Para ellos, cada momento es una oportunidad para disfrutar de esta preciada bebida: “Simples”, cervezas ligeras; los “Dobles” y finalmente los “Triples” reservados para las ocasiones más importantes.
Más ignoradas, las Monjas también producen cervezas de muy alta calidad y están en el origen de importantes descubrimientos.
En el siglo XII, Hildegarda de Bingen descubrió las virtudes del lúpulo y, en particular, su poder de conservación, su sabroso amargor y sus aromas únicos. Rápidamente, gracias a los descubrimientos de Hildegarde, el lúpulo reemplazó al simple gruit e hizo que la cerveza despegara. Este erudito también precedió a los monjes al registrar en sus obras las primeras recetas de cerveza.
A él le debemos estos descubrimientos de valor incalculable, en los que los propios monjes se inspiran en gran medida.
La MONJA rinde homenaje a Hildegarda y a estas monjas olvidadas que supieron crear la cerveza tal y como la conocemos hoy. Tiene sus raíces en su genio y se reconecta con un saber hacer cervecero atribuido durante demasiado tiempo únicamente a los monjes.
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