
PERFIL CULINARIO Fina, blanca y con una textura cristalina única, la Flor de Sal de Camarga es la joya de las marismas, recolectada de la superficie de las tranquilas aguas cuando sopla una ligera brisa. Su rico sabor es incomparable: se derrite en la lengua, realza los aromas sin enmascararlos y aporta ese toque final que sólo los cocineros experimentados saben domar. Perfecto para condimentar, es el toque de elegancia que marca la diferencia, ya sea espolvoreado en el último momento sobre un huevo pasado por agua, una verdura secada al sol salteada, una costilla de res perfectamente sellada o simplemente un hueso con tuétano. Consejo del chef: Añadirlo justo antes de servir, nunca durante la cocción, para conservar toda su delicadeza. COMPOSICIÓN Un solo ingrediente, pero toda una tierra detrás: Flor de sal: 100 % natural, sin aditivos ni refinación. Cosechada a mano en las salinas de la Camarga, enclavada entre la tierra, el mar y el viento Mistral. ¿El secreto? Un saber hacer ancestral, cosechado únicamente por los salineros, que esperan el momento adecuado, el aliento adecuado, la luz adecuada para recoger este frágil cristal de la superficie del agua. Esta flor de sal es una pureza mineral, nacida del mar, del viento y del sol. USO La Flor de Sal de Camarga no es solo una sal común: es un detalle, un toque culinario, un toque final que se añade como si se tratara de un plato. Perfecto con: Verduras a la parrilla: berenjena, pimiento, calabacín Queso de cabra fresco o burrata Carnes ligeramente selladas, como cordero asado con hierbas o aves de corral Un postre de chocolate negro para un toque atrevido Es el acompañamiento perfecto para los cocineros que aprecian los detalles que marcan la diferencia, el sabor que se percibe sin eclipsarlo. ¿POR QUÉ ELEGIR ESTE PRODUCTO? Calidad gastronómica de un terruño excepcional Una textura única, apreciada por los chefs por su capacidad de realzar sin saturar Un origen camargués, garantía de autenticidad, entre la sal y la luz La Flor de Sal de Camarga es más que un ingrediente: es un acento, un relieve, un toque de carácter en el plato. Un producto tan comprometido como sabroso, diseñado para combinar el placer culinario y el respeto por el planeta. Consejo de reutilización: para sus plántulas, corte una botella de PLA por la mitad; desaparecerá en el suelo con el tiempo. EMBALAJE RESPONSABLE Conservar en un lugar fresco y seco. Envase 100% vegetal. Este contenedor es compostable y biodegradable. Su producción forma parte de un programa de cero emisiones de carbono: Por cada 2500 macetas producidas (130 kg de CO₂ consumidos), se replanta un árbol (150 kg de CO₂ absorbidos), neutralizando así por completo la huella de carbono. Se incluye una ecoparticipación para apoyar la reforestación global. El embalaje se realiza en Provenza (Francia), en colaboración con una ESAT, promoviendo el trabajo inclusivo. EL ESPÍRITU DE LA PROVENZA DE ANTES En la Provenza, cocinar es un ritual. Habla de gestos sencillos y precisos, de fuego controlado, de paciencia, de sol. Aquí, la flor de sal se añade con la punta de los dedos, justo cuando el plato está a punto de llegar a la mesa. Lo colocamos como un rayo de luz sobre un tian de berenjenas, una loncha de cerdo asado con romero o una ensalada de hinojo y naranja. Encarna la sobriedad gourmet de esta región: sin lujos, sólo lo esencial. Sólo el sabor.