Café Femenino es un café de especialidad con cuerpo almibarado y baja acidez. Muy intenso, produce aromas de chocolate negro y caramelo. En boca es muy largo, con una textura cremosa, suave, suave y casi dulce. Optamos por un tueste bastante intermedio que hace que este café sea extremadamente tolerante. Es apto para espresso y métodos suaves, con la impresión de comerse un cuadrado de chocolate negro con un 98% de cacao. Características - Productor: CECANOR - Región: Lambayeque - Especie: Arábica - Variedades: Tipica, Catimor, Bourbon, Colombia, Villa Sarchi - Altitud: 1000-2050m - Cosecha: abril-septiembre - Proceso: Lavado - Sabores: Chocolate, caramelo - Calificación SCA: 83 La historia del café. La producción de café en Perú siempre ha implicado un papel central para las mujeres, aunque el poder económico ha estado tradicionalmente en manos de los hombres. En 2004, 464 productores de café peruanos se unieron para revertir esta dinámica y trabajar hacia una mayor autonomía. En colaboración con OPTCO, crearon un mercado para el café especial producido exclusivamente por mujeres, catalizando así el cambio social y la emancipación de las caficultoras desfavorecidas. El movimiento Café Femenino ahora se extiende a miles de mujeres agricultoras en nueve países alrededor del mundo. Café Femenino requiere que las cooperativas participantes brinden a las agricultoras el control de los ingresos, la propiedad de la tierra y el reconocimiento por la calidad excepcional de su café. Gracias a este control económico, las agricultoras de Cecanor han invertido los fondos de Café Femenino en proyectos comunitarios como bibliotecas, escuelas, programas de educación en salud y nutrición, así como iniciativas para construir la autoestima, promover la conciencia sobre los Derechos Humanos y promover alfabetización en regiones remotas del país. Desde los orígenes del programa en 2004, las mujeres de Café Femenino han generado cambios sociales significativos dentro de sus comunidades. Al superar un estatus social bajo debido a los prejuicios, las difíciles condiciones de vida y la falta de autoestima vinculada a la falta de educación formal, estas mujeres lucharon con éxito contra varias generaciones de desigualdad. Trece años después, las tasas de violencia doméstica y desnutrición han disminuido, las tasas de educación y de igualdad de ingresos han aumentado, y las mujeres ya no tienen miedo de hablar. Su determinación y coraje han dado a las mujeres de su comunidad un mayor poder de toma de decisiones, mayores ingresos y una nueva dignidad.