La macis molida, elaborada a partir del arilo de nuez moscada, ofrece cautivadores aromas que recuerdan a la nuez moscada, pero con una sutileza alimonada y toques de pimienta y canela. En boca presenta un agradable dulzor con un ligero amargor. Originaria de arbustos de la familia Anacardiaceae, la macis, también conocida como flor de nuez moscada, es la cubierta de la semilla que rodea y protege el árbol de nuez moscada. Después del secado, adquiere un cálido tono naranja y ámbar. Introducidas en Europa por los árabes en el siglo VI, la maza y la nuez moscada fueron cultivadas por los holandeses en las Molucas, Indonesia. Su uso se remonta a la Edad Media, incorporado a bebidas y remedios medievales. La maza molida, de sabor más intenso, se utiliza en una variedad de platos, desde carnes blancas y pescados finos hasta salsas bechamel, puré de patatas, soufflés de queso y quiches. Se combina con otras especias en encurtidos y revela sus aromas en chutneys. En cocina dulce, combina perfectamente con frutas fritas, compotas y tartas de manzana. Para conservar sus aromas volátiles, se recomienda añadir macis a mitad o final de la cocción y con moderación, al igual que la nuez moscada. Además de su función culinaria, la macis tiene beneficios para la salud, actuando como digestivo, antidiarreico y antináuseas. También ayuda a aliviar los trastornos respiratorios, a luchar contra el reumatismo y tiene propiedades sedantes que favorecen el sueño, especialmente contra el insomnio.