Imagine una casa de campo con una cocina con paredes de troncos, el corazón del hogar. Allí, madre e hija comparten un profundo amor por la comida. De este amor nació un libro de cocina como celebración de la comida en estado puro. Leena, jubilada de la gestión de una granja, dominaba el arte de cocinar antes de que aparecieran las comidas preparadas y el artículo más exótico en la tienda local del pueblo era una bolsa de arroz perlado. La hija Anna, por otro lado, perfeccionó sus habilidades culinarias en una época en la que las comidas cotidianas podían transportarte al otro lado del mundo y los pasillos de frutas abundaban en productos frescos. En la tranquilidad de esa cocina de leña, regresan a lo esencial y abrazan la tradición eterna de la cocina de granja, donde las mujeres han elaborado comidas durante generaciones. En medio de un mundo en constante cambio, las manos amasan la masa y la sal realza los sabores, como hace mil años.