El desierto de Kalahari, situado en el sur de África, alberga uno de los tesoros naturales más preciados de la región: la sal del desierto de Kalahari. Esta sal no es la única procedente de un desierto. También hay sal del desierto de Uyuni, ubicado en Bolivia. El desierto de Kalahari cubre una vasta región que se extiende por varios países. Se extiende desde Angola hasta Sudáfrica pasando por Botswana y Namibia. En el corazón de esta árida extensión se encuentra una fuente natural de sal. Formado hace miles de años por la evaporación del agua subterránea. Este proceso lento y continuo ha permitido que esta sal única se concentre en minerales y sabores únicos. La sal del desierto de Kalahari no es sólo un condimento, también es una forma de explorar una paleta de sabores únicos. Sus propiedades minerales aportan una sutil profundidad de sabor a los platos. Éstos son algunos de sus usos más comunes en la cocina: Condimento de platos principales La sal del desierto de Kalahari se utiliza para realzar los sabores de carnes, pescados y verduras a la parrilla. Su textura fina se mezcla fácilmente con los alimentos. Esto lo convierte en una opción ideal para espolvorear sobre los alimentos después de cocinarlos. Acabado de postres Debido a su color y textura únicos, la sal del desierto de Kalahari también se utiliza para espolvorear delicadamente postres. En chocolates finos, caramelos o helados, esta sal hará maravillas. Añade un atractivo contraste visual además de un sutil toque salado. Adobos y salmueras Los finos cristales de sal se disuelven rápidamente, lo que la convierte en una opción ideal para adobos y salmueras. Ayuda a condimentar la carne de manera uniforme y la hace más tierna. Panes y pasteles Algunas recetas de pan y pasteles se benefician de la adición de sal del desierto de Kalahari. Puede aportar una sutil complejidad de sabores incluso a platos dulces.