Necesitas una verdadera nariz (¡y un paladar!)para detectar el cautivador sabor de esta nueva receta. Una mermelada de grosellas negras con ese je ne sais quoi tan francés que la convierte en un clásico de nuestro desayuno. Dejando a su paso un aroma de elegancia embriagadora, el jazmín acompaña a esta baya intensamente picante.