Los aromas especiados y cítricos del jengibre combinan perfectamente con la mayoría de los platos y cocinas. El jengibre le da un sabor delicioso al té y, gracias a su efecto calentador contra los resfriados, hará maravillas en batidos y sopas en invierno. El rizoma del jengibre tarda aproximadamente 250 días en madurar y estar listo para la cosecha. Sólo se cosecha una parte, para que las partes restantes puedan volver a germinar. Después de diez meses de crecimiento, las hojas de la planta se vuelven amarillas; sólo se cosechan los tubérculos para hacer jengibre en polvo. El tubérculo se corta en rodajas o se muele hasta convertirlo en polvo después del secado. En la medicina tradicional china se considera un elemento de equilibrio, su fuerza permite fluidificar las energías e influir positivamente en la armonía entre el cuerpo y el alma.