La econobox más pequeña venciendo a las máquinas fuertes y poderosas en su propio juego era una idea ridícula, pero solo hasta que Hopkirk lo hizo realidad. En enero de 1964, el Mini escarlata cambió la historia de los rallyes y la perspectiva de todos los aficionados a los deportes de motor. Tenía escasos caballos de fuerza y casi ningún par. No tenía distancia al suelo y no era especialmente fuerte. Entonces, cuando alguien decidió pegar algunos números en las puertas y enviarlas a los rallyes más duros del WRC, nadie pensó mucho en ello. Lo que parecía una mera jugada de marketing, resultó ser un terremoto en el deporte del motor. Un clásico David vs Golias con la trama deseable. Al ganar el Montecarlo de 1964, Paddy Hopkirk se convirtió en un héroe nacional, siendo saludado por el Primer Ministro e incluso por los Beatles. ¡Rindamos homenaje a Paddy y su poderoso Mini!