En Borgoña, durante una de nuestras muchas escapadas culinarias para conocer a los productores locales, conocimos a Pierre y Véronique, una pareja de agricultores dedicados al cultivo de grosellas negras que nos invitaron a explorar sus campos. Mientras caminábamos entre las grosellas negras, Pierre compartió sus conocimientos y nos explicó cómo se recolectaba cuidadosamente a mano cada baya. De regreso a la granja, Véronique nos había preparado una degustación de productos de grosella negra: mermeladas, licores, almíbares, tartas…. Cada bocado o sorbo era una explosión de sabores, mezclando el dulzor de las grosellas negras con una ligera acidez. Después de presentarles la idea de crear una bola de galleta a base de grosellas negras, comenzamos a experimentar en la cocina para crear una bola única que rindiera homenaje a su pasión. ¡Embárcate hacia Borgoña!