En otoño, Canadá se transforma en un paisaje extravagante donde las hojas de arce se vuelven de un rojo brillante. Habíamos venido a disfrutar de esta estación mágica en la que los arándanos alcanzan la madurez y cubren los campos. Nuestra curiosidad nos llevó a Carol Ann, una joven productora cerca del lago William, al noreste de Montreal. Tras heredar su granja, quería continuar la tradición familiar. Después de recibirnos calurosamente y mostrarnos sus campos, nos invitó a participar en la cosecha del día, que consistía en inundarlos para hacer flotar las bayas. Nos ponemos botas de goma y partimos a recolectar los arándanos flotantes en lo que seguirá siendo una experiencia tan divertida como lúdica, hasta el punto de querer crear una canica de arándanos aprobada por Carol Ann cuando regresemos. ¡Embárcate hacia Canadá!