El comino molido es una especia de aromas cautivadores, que desprende notas cálidas y un sabor potente, especiado y sutilmente amargo, que recuerda al hinojo y al anís. Esta planta herbácea anual, perteneciente a la familia Apiaceae, se utiliza en cocina por sus semillas secas, tanto enteras como molidas. Aunque visualmente las semillas de comino suelen confundirse con el hinojo o la alcaravea, son originarias del Cercano Oriente, en la región de Levante. Descubrimientos arqueológicos egipcios que se remontan a miles de años revelan los primeros usos del comino, atribuyendo a esta especia virtudes medicinales e incluso mágicas. En la Biblia, el comino se utilizaba como moneda debido a su escasez, simbolizando la avaricia. En la Edad Media se sabía que ahuyentaba la mala suerte y se llevaba en bolsas. En la India se utilizaba para crear una mezcla de especias psicotrópicas. En la cocina, el comino molido se utiliza en diversas preparaciones, crudo o cocido, añadiendo un sabor único a platos de verduras, sopas, carnes blancas o rojas y platos tradicionales como el cuscús y el tagine. Para aprovechar al máximo su aroma, se recomienda añadirlo al final de la cocción, aproximadamente una cucharadita para dos personas. Además de sus beneficios gastronómicos, el comino tiene beneficios para la salud. Sus componentes favorecen la absorción de nutrientes y contribuyen a la salud del sistema digestivo. Reduce las flatulencias, alivia la acidez de estómago, reduce los espasmos intestinales, estimula la lactancia en las nuevas madres y alivia los períodos dolorosos. Además, como diurético, el comino favorece la secreción urinaria, ayudando así a combatir la hiperpotasemia y la hipertensión arterial. En resumen, el comino molido es una especia poderosamente aromática y un ingrediente culinario versátil, con una rica historia de tradiciones y beneficios para la salud, todo combinado en un grano pequeño con sabores excepcionales.