Sus aromas afrutados bien marcados con un toque amargo. El aliado de las ensaladas de invierno. Su sabor campestre con cuerpo combina maravillosamente con verduras crudas amargas como endivias, dientes de león y achicoria; como condimento para patatas, frijoles, lentejas y quesos. Elaborados con conciencia y pasión, los aceites vírgenes conservan así todo el valor de los ácidos grasos y las vitaminas. Naturales y auténticos, entregan el sabor y la delicadeza de la fruta o semilla de la que provienen. Es decir, los procesos de elaboración artesanal permiten casar bondad y placer gustativo, gastronomía.