Onda

Mi tío solía comprar grandes bolsas de galletas rotas en el molino local. En lugar de tirar galletas perfectamente comestibles sólo porque se rompieron durante la producción, las recogerían y las venderían por kilo con un descuento de fábrica. Cuando era niña, la apariencia no importaba mucho para mí, ya que las galletas aún conservaban su textura crujiente o su pegajosa capa de caramelo y chocolate con leche. Se trataba de sentarme con mi tío y disfrutar de unas galletas con un gran chocolate caliente y crema batida. Ahora bien, como productor de bombones de chocolate artesanales, hay quienes no siempre cumplen con los altos estándares de producción que yo tengo (i.mi. grieta en la carcasa, la base no está bien fijada, tiene un agujero). Y como no quiero desperdiciar chocolate perfectamente comestible, los ofrezco con descuento de fábrica, lo que espero que haga feliz a su billetera (y también me hará feliz a mí, ya que nunca verán el interior de un contenedor). No hace falta decir que el stock de esta caja siempre será bastante limitado, porque dependerá enteramente de lo increíble que vaya mi semana. Pero si prestáis atención a mis redes sociales sabréis cuándo están disponibles.