un minúsculo segundo
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Nuestro curvilíneo hombrecito descubre las alegrías de la huerta, con su madre. Cavar, regar, ir al abono… Pero ahora ella le pide que vaya a buscar una cuerda a la cabaña. Qué ? ¿La cabaña al fondo del jardín? Tendremos que cruzar las ortigas, pasar por el gran monstruo de hierro... ¡y luego está completamente oscuro allí! Pero el niño jugador descubre rápidamente todo un tesoro en el bric-a-brac apilado en la casa, y regresa disfrazado de explorador a su madre. ¡Olvidando la cuerda, por supuesto! No hay problema, vuelve enseguida: ¡ir a la cabaña es una aventura!