En el Tíbet, los Cordyceps estaban reservados exclusivamente para el propio Dalai Lama, mientras que en China, sólo el Emperador y sus cortesanos podían beneficiarse de sus beneficios. Cuenta la leyenda que Cordyceps fue descubierto gracias a los yaks y las cabras criados por los tibetanos. Los animales se volvieron más fuertes y vigorosos después de haber “pastado” Cordyceps. Cordyceps se hizo conocido en Occidente durante los Juegos Olímpicos de Atletismo de 1976, donde un atleta chino ganó las pruebas de carreras de larga distancia. Luego, este atleta declaró que su victoria fue posible gracias en particular al consumo de Cordyceps, lo que le permitió aumentar considerablemente su resistencia al ejercicio. Cordyceps es especialmente apreciado en los círculos deportivos, donde ayuda a aumentar las capacidades físicas y mentales. Cordyceps es un hongo medicinal conocido por su riqueza en biomoléculas activas naturales. Entre estos componentes encontramos los betaglucanos, el ergosterol o provitamina D, los aminoácidos esenciales, así como el ácido linoleico y linolénico. También contiene otras vitaminas y minerales. Este hongo también se estudia por su contenido de cordicepina, ácido cordicépico y adenosina que lo hacen único. En la medicina tradicional china, Cordyceps se utiliza por sus supuestas cualidades beneficiosas, incluido el apoyo durante la convalecencia y la mejora general del bienestar. Hoy en día, el potencial de Cordyceps se estudia en varias áreas, en particular la salud musculoesquelética, la salud reproductiva y sexual, así como su papel en el sistema metabólico-endocrino. Acciones terapéuticas demostradas: acción cardiovascular Aumento de la energía general y resistencia a la fatiga. protector renal antitrombótico cardiotónico acción respiratoria Fortalecimiento del EI Antivírico Inmunomodulador antioxidante hepatoprotector Afrodisiaco antidepresivo Anti-senelidad