La harissa en polvo, originaria de la cocina norteafricana, está ganando popularidad en Europa y América del Norte. Esta preparación especiada, de aromas complejos, ofrece un sabor ácido y especiado, perfecto para realzar diversos platos. Compuesto por chiles, semillas de alcaravea, cilantro, sal y ajo, el polvo de harissa se distingue por su color rojo anaranjado y su potente sabor. Derivado del término árabe "harasa" que significa "machacar", el polvo de harissa resulta del desmenuzamiento de las especias antes de mezclarlas. Más concentrado y más fácil de usar que su versión fresca, se conserva bien y se puede integrar en varias recetas. La harissa en polvo se ha asociado con la frase "pica como harissa", que describe la sensación de hormigueo causada por esta mezcla de especias desde el siglo XVIII. Desde el punto de vista de la salud, el polvo de harissa tiene propiedades antioxidantes gracias a la capsaicina, un componente activo del ají. También aporta vitaminas A, B, C y E, así como minerales beneficiosos para la regulación del azúcar en sangre, la digestión y el metabolismo. Estas propiedades fortalecen el sistema inmunológico y protegen contra el daño oxidativo. Para integrar el polvo de harissa en tus platos, combina perfectamente con cuscús, tagine, sopas, platos a fuego lento, guisos, adobos, verduras salteadas, carnes, pescados, ensaladas y verduras crudas. Para revelar su sabor se recomienda mezclarlo con aceite de oliva, agua o jugo de limón, dejando reposar antes de agregarlo a la preparación, unos 30 minutos antes de cocinar. En resumen, el polvo de harissa aporta una nota de calidez y exotismo a tus platos a la vez que ofrece beneficios para la salud.