Excelencia siciliana, debe su singularidad a la consistencia granulosa y desmenuzable y al aspecto rugoso, casi crudo, que mantiene intactas todas las características del cacao. Un sabor único que trae consigo el encanto y la sugerencia de tradiciones y civilizaciones lejanas en el tiempo y la historia. Todavía hoy, esta delicia de Modica es el resultado de un método de preparación artesanal: los granos de cacao molidos se calientan y se mezclan con azúcar granulada y especias. El compuesto obtenido se mantiene a una temperatura (máximo 40°) tal que no derrita los cristales de azúcar, que quedan intactos para darle la consistencia granulada característica. Luego se amalgama el conjunto por medio de un refinador, un "metate" moderno, que recuerda la piedra curva apoyada sobre dos bases horizontales usadas por las poblaciones precolombinas. Este tipo de elaboración, denominada "en frío", sin adición de mantequilla u otras grasas vegetales, permite conservar inalteradas las características del cacao, eliminando la fase de "conchado" que podría hacer desaparecer algunas fragancias originales. Cuando los españoles desembarcaron en el Nuevo Mundo, importaron una serie de nuevos alimentos hasta entonces desconocidos en Europa, entre ellos las primeras semillas de cacao. Durante su dominación en Sicilia, en el siglo XVI, introdujeron la elaboración del chocolate en el Condado de Modica, entonces el más grande y rico del Reino de Sicilia. Formato: 50g