Este té tiene numerosas diferencias con el té blanco del Himalaya que ya está en nuestro catálogo y por lo tanto nos brinda la oportunidad de aprender más sobre la variedad de sabores y procesos que se pueden encontrar fuera de China. Las hojas de este té de la finca Pativara son muy carnosas y se someten a un proceso desarrollado in situ que consiste en un marchitamiento y calentamiento realizado en un tiempo relativamente corto para preservar la frescura del producto, amplificando además algunas de sus características. En particular, la infusión de este té da como resultado inmediatamente un cuerpo bien estructurado que dará la sensación de perdurar incluso en el retrogusto dada la fuerte persistencia de los sabores vegetales que aportan estas hojas.