La arcilla verde, rica en sales minerales y oligoelementos esenciales, tiene fama de ser purificante, reconstituyente y calmante. Se utiliza tradicionalmente como mascarilla o cataplasma para favorecer la regeneración de la piel, su confort, su flexibilidad y calmar el calor cutáneo de 1er grado (quemaduras solares). Es ideal para pieles grasas y con problemas.