El calabacín es una hortaliza muy común... pero el nuestro toma el sol y absorbe los nutrientes de la tierra siciliana que le dan los típicos tonos casi amarillos como vetas. Nuestro calabacín se casa con el mar y el tiempo de la isla para adquirir un sabor fuerte, casi arrogante. Se presta para todo: desde sopas a la parrilla, desde cremas hasta pastas.