Pendientes Flora
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Este es el último club de jazz en Brooklyn. Algunos dicen que es un lugar frecuentado por pícaros. Todos sentados a la mesa preparando quién sabe qué pero seguramente algo que la ley no puede tolerar. Y luego tomas tu lugar frente al piano. Cantas y luego todas las conversaciones quedan en silencio. Todo el mundo está mirando. Es gracioso un matón con los ojos del amor, ya conoces a Gwen. Apoyado en la barra, te miro. No usas ninguna joya excepto esos aretes y no hay nada que brille más que tú.