Nuestra pequeña bola interior no ha terminado de rebotar...Henri Leconte ha encantado las pistas de hierba, tierra batida y cubiertas de todo el mundo, forjándose una reputación mucho más allá de nuestras fronteras.El mundo del tenis ha celebrado la belleza de su juego, pero también su rigor y sus ganas de ganar, como en la inolvidable victoria en la Copa Davis de 1991. Henri Leconte ganó a menudo, siempre impresionó, hizo que la multitud se pusiera de pie y los ojos de los niños brillaran cuando probaban sus primeras pelotas.Pero, ¿qué sabemos realmente del hombre que hay detrás del jugador, de su fuerza de carácter, de las concesiones que hizo desde joven a un deporte tan exigente, de su resistencia al esfuerzo a pesar de las lesiones físicas y mentales, de sus capacidades de resiliencia?A pesar de ciertos acontecimientos adversos, el hombre continuó su camino, enriquecido por el extraordinario recorrido que fue el suyo, por los éxitos, la amistad y el agradecimiento de todos aquellos que se cruzaron con él y lo amaron durante todos estos años.Firme en la convicción de que tiene mucho que ofrecer y transmitir a todos, Henri Leconte entrega, en Balles neuves, un mensaje de serenidad que su brillante pasado le permite ahora vislumbrar y realizar a diario. Nos invita, como él, a sentirnos plenamente conscientes de estar siempre en proceso de ser. Para lo mejor.