Nuestros amigos son fanáticos de nuestro pimiento desde hace un año, y una vez que lo has descubierto por ti mismo, no es tan fácil deshacerse de él: Inmediatamente después de la recolección, se pone en sal, lo que asegura que se mantenga suave. Y sobre todo, conservar su aroma. Cuando la conozcas por primera vez, ponte un grano de pimienta en la boca y mastícalo. Degusta su suave aroma afrutado en la lengua. Solo después de unos segundos comienza su leve picor en la garganta. Lo usamos de tantas maneras diferentes que una sola recomendación es difícil: puro en su bocadillo, en una ensalada, con Pasta Casio e Pepe, en un bistec, en un tartar y en ginebra (ligeramente prensada). Definitivamente nunca en el molinillo de pimienta. Mejor triturado con un cuchillo o ligeramente prensado en un mortero.