
El tomate datterino amarillo, al contrario de lo que se podría pensar, es el progenitor del tomate que conocemos hoy. Los primeros cultivadores de tomate fueron los indígenas americanos que hacían un gran e inmenso consumo de él y que pensaban que las bayas amarillas tenían un poder afrodisíaco. La planta luego se exportó a España para uso ornamental, pero es de allí que los italianos tomaron el nombre de "manzana dorada" para usar la fruta que está hoy en nuestras mesas. El datterino amarillo tiene un sabor dulce y se caracteriza por la ausencia total de acidez. Cuando se cosecha, se presenta en racimos regulares de 14-16 frutos, de forma cilíndrica poco definida y uniforme. Es rico en sustancias con un alto poder antioxidante capaz de neutralizar los radicales libres. También contiene vitaminas C, vitaminas A y B. Precisamente porque, frente al tomate clásico, no tiene acidez, es muy utilizado en recetas a base de pescados y mariscos y para rellenar pizzas.