Como siempre me apasionaron las velas, decidí crear mi propia marca de velas en colaboración con un fabricante de velas. En el respeto de valores que me son queridos, es decir que respeten ciertas normas, tanto ecológicas como medioambientales, pero también del ser humano. La cera es 100% vegetal: sin parafina (que es un derivado de la gasolina) por lo tanto sin sustancias cancerígenas. Los perfumes provienen de Grasse. La mecha está hecha de algodón sin plomo. Y las velas están hechas en Francia. Nostálgico de una época que desconocía, quise que los envases de las velas fueran tarros de boticario, con espíritu de farmacia de belleza, en referencia a nuestras farmacias de antaño. El cristal es irrompible lo que evita el exceso de embalaje y es reutilizable.