La preciosa yegua lusitana se siente muy cómoda en el cómodo establo. Apaga su sed en el abrevadero y saborea el buen heno del pesebre. Para ir al entrenamiento, la puerta del cubículo se abre y la yegua sale guiada por el cabestro. ¿Quizás pronto logre una nueva victoria y una ola?