¿Puede la actividad comercial en sí misma ser moralmente buena y agradable a Dios? A veces, los negocios pueden parecer tan turbios como manipular los resultados, engañar al consumidor u obtener promociones gracias a las personas que conoce. Pero Wayne Grudem introduce un concepto novedoso. El negocio en sí mismo glorifica a Dios cuando se lleva a cabo de una manera que imita el carácter y la creación de Dios. Él muestra que todos los aspectos de los negocios, incluida la propiedad, la ganancia, la competencia monetaria y los préstamos y préstamos, glorifican a Dios porque son reflexivos. Tapa blanda en rústica