La ajedrea de montaña proporciona un aceite esencial que ha sido muy estudiado en las universidades francesas por su poder antiinfeccioso. Sigue siendo fundamental en la lucha contra los gérmenes patógenos aunque su uso habitual está limitado por su dermocausticidad en pieles sensibles o en estado puro sobre la piel. Esta planta perenne, de tallos cortos y muy frondosos, se encuentra en cerros y montañas calizas bajas.