Se elabora a partir de piezas seleccionadas de carne de cerdo, con una textura fina: por un lado rosada, dada por la carne con músculos estriados obtenida de la paleta, y por otro blanca, dada por el tocino que le da suavidad, con un sabor delicado. Los principales procesos son la molienda, amasado, ensacado y cocción. Ideal para aperitivos combinado con otros embutidos y quesos, pero también mezclado con salsas, como la de atún, o con pimientos e higos para crear platos ricos en sabor y proteínas. El vino que mejor combina con la mortadela es sin duda un tinto espumoso, incluso con champán, que prepara el paladar para un nuevo sabor a mortadela.