Es el caramelo que no creía en Papá Noel... Hasta el día en que le añadimos canela, un toque de vainilla y una pizca de pimienta negra para despertar las papilas gustativas. El resultado: un caramelo fundido, cálido y reconfortante, como una manta comestible. Elaborado en Bretaña, este caramelo combina dulzura y carácter. ¡Un poquito de magia navideña concentrada en un frasco! Úntalo en una tostada, rocíalo por encima o regálalo… Consérvalo en un lugar fresco y seco, alejado de altas temperaturas.