El cartel que representa a Villefranche-sur-Mer captura la esencia de esta pintoresca ciudad de la Riviera francesa, famosa por sus calles estrechas y coloridas que conducen al puerto. Situada entre Niza y Mónaco, Villefranche-sur-Mer es una ciudad cargada de historia, cuyos orígenes se remontan a la época romana. Fundada en 1295 por Carlos II de Anjou, esta ciudad ha sido codiciada durante mucho tiempo por su puerto natural, uno de los más profundos del Mediterráneo, que proporciona refugio seguro a barcos y flotas. A lo largo de los siglos, Villefranche-sur-Mer ha estado marcada por diversas influencias, especialmente italianas, provenzales y saboyanas, lo que se refleja en su arquitectura y su patrimonio cultural. La ciudad también jugó un importante papel estratégico, sirviendo como base naval para la flota de los duques de Saboya y, más tarde, para la armada francesa. La ciudadela de Saint-Elme, construida en el siglo XVI, da testimonio de esta importancia militar. Hoy en día, Villefranche-sur-Mer es un destino popular, conocido por su encanto auténtico, sus casas de colores pastel, sus calles adoquinadas y su atmósfera provenzal. La famosa Rue Obscure, un callejón abovedado que data de la Edad Media, es una de las joyas ocultas de la ciudad y ofrece una visión del pasado medieval de la zona. Descendiendo hacia el puerto, esta calle lleva a los visitantes al corazón de Villefranche-sur-Mer, donde se encuentra el Port de la Darse, antiguamente un astillero, hoy un puerto deportivo que acoge yates de todo el mundo. El puerto, rodeado de restaurantes y cafés, es el lugar ideal para admirar los barcos y disfrutar de una vista impresionante del puerto de Villefranche-sur-Mer, una de las bahías más hermosas del mundo. Este cartel es una invitación a descubrir o redescubrir la belleza intemporal de Villefranche-sur-Mer, una ciudad donde el tiempo parece haberse detenido, conservando su patrimonio y su atmósfera única.