Situado a la entrada del estuario de Gironda, el faro de la Coubre se alza orgulloso frente al Atlántico, guiando a los navegantes desde hace más de un siglo. Su esbelta arquitectura, marcada por su rojo vivo que contrasta con el blanco inmaculado de su base, la convierte en un punto de referencia imprescindible en la costa de Charente. Con vistas a las dunas de arena dorada, vigila un paisaje moldeado por los vientos y las mareas, ofreciendo un panorama excepcional del océano y el bosque circundante. Construido en 1905 para proteger una zona marítima temida por los marineros, el faro de la Coubre es testigo de la agitada historia de la navegación en esta región. Su haz de luz, visible a más de 50 kilómetros de distancia, sigue garantizando la seguridad de las embarcaciones a lo largo de la costa. Con el paso de las décadas, se ha convertido en un símbolo emblemático de Charente-Maritime, atrayendo a visitantes y apasionados de la historia marítima. Con una estética inspirada en los carteles Art Decó, Lotza captura en esta creación la elegancia atemporal del faro y la atmósfera única de las costas atlánticas. La composición, refinada y dinámica, resalta la potencia y la serenidad de este edificio frente a los elementos. Una evocación gráfica de la belleza salvaje de la costa, entre la tierra y el mar, donde cada detalle recuerda la importancia de este gigante luminoso en el patrimonio marítimo francés.