Para que un cielo arda

UNA GRAN HISTORIA DE AMOR Cuando el esposo de Véronique de Fombelle cae gravemente enfermo, es un verdadero terremoto. Su pareja, unida apasionadamente desde hace 27 años, se embarca en una feroz batalla contra el cáncer. Luchan no sólo contra la enfermedad, sino también para que, a pesar del sufrimiento y la inminencia de la muerte, perduren sus eternos guías: la alegría y la esperanza. Pero Laurent sucumbe. RESILIENCIA Luego viene para Véronique el tiempo de la soledad, de la desesperación. Pero ella aguanta. Sin duda gracias a su increíble amor por la vida, cultivado desde niño. Poco a poco, más allá de la pérdida de su mayor felicidad –“Mi felicidad tenía rostro”, dice– logra detectar, en los meandros de la tristeza, la felicidad simple, para ser recogida cada día. Y avanzar paso a paso hacia un futuro que la espera.