Solía pensar que el precio de la alegría era el dolor y que por cada risa que tenía había que derramar una lágrima. Es sólo porque cuanto mayor es la capacidad de sentirse elevado, más baja es la caída. Una bendición y una maldición que nos trajeron para experimentar la riqueza de la existencia; si no hubiera sentido tanto dolor, tampoco conocería la dicha estimulante. Como es arriba, es abajo, tus máximos son tus mínimos. Un anillo simétrico para ayudarte a recordar la ley de los altibajos. La sensibilidad es un regalo que debe celebrarse. La ágata negra te protege de la oscuridad y favorece el equilibrio de las emociones. Este anillo está fabricado en latón chapado en oro procedente de un 90 % de oro reciclado.