Después de muchos viajes en busca de las golosinas favoritas del quisquilloso Hugo y de comprar un sinfín de galletas a las que le daría la espalda, ¡finalmente descubrimos lo que ahora ama! Desde sabrosas salchichas hasta crujientes bocados de ternera lo tenían enganchado. Hugo probó la buena vida y no iba a volver.
Decidimos hacerlo nosotros mismos y ahora Hugo es la cara de su propia empresa.