Aceite Esencial de Fruta de Palo Santo (Origen: Ecuador) 1 kg

Aceite esencial puro, producido en un mundo exclusivo por nosotros en Herborea, a partir del fruto del árbol Bursera graveolens, el "madera sagrada" chamánica. Una variedad exclusiva de aceite esencial de Palo Santo, extraído por destilación al vapor de los frutos del árbol de Palo Santo del Ecuador.  Un producto innovador, cuya producción hemos estudiado y probado cuidadosamente, hasta que pudimos producirlo e importarlo a Europa, por primera vez, en 2019.  Fuimos los primeros en hacerlo y seguimos siendo el único fabricante en el mundo que realiza directamente el procesamiento en cada etapa y, finalmente, la distribución mayorista y la venta minorista. El aroma característico de la madera de Palo Santo, junto con notas frutales y especiadas muy particulares, hacen de este aceite una preciosa -e innovadora- materia prima para la elaboración de líneas de productos ecosostenibles para la persona y el hogar.  Gracias a su aroma único y sus beneficiosas propiedades energéticas se puede incluir eficazmente en formulaciones naturales para: - aromaterapia: su aroma aporta calma y alivio, favoreciendo la introspección y el reequilibrio de mente y cuerpo. -ambientadores / ambientadores de telas y velas aromáticas - cosmética funcional: el alto porcentaje de limoneno le confiere propiedades calmantes y antiinflamatorias - Tratamientos relajantes de spa y productos de masaje. - cuidado del cuerpo y de la piel: jabones, geles de baño, lociones y cremas corporales, perfumes, desodorantes Nuestro Aceite Esencial de Palo Santo es 100% natural y ecosostenible.  Cada fase de procesamiento se lleva a cabo en Ecuador en colaboración con las comunidades locales y la prefectura de Santa Elena, para salvaguardar el Bosque Seco, el hábitat natural en el que crece Palo Santo. Su producción se produce en cantidades limitadas y de forma estacional.  Cada año, en un momento preciso determinado por factores naturales, los frutos se recolectan manualmente: sólo una pequeña parte (alrededor del 30%), para no interferir con el ecosistema y su ciclo de vida.