¿Qué pasaría si Arturo no estuviera destinado a ser rey? Después de sacar la espada del yunque, el flaco Arturo pasó de las cocinas al trono del castillo de Camelot. ¡Y lo menos que podemos decir es que en realidad no está hecho para el papel! La gente acude diariamente con nuevos agravios, su padre adoptivo conspira para poner a Kay en el poder en su lugar y los sajones llegan a sus costas. Para colmo, Merlín no se encuentra por ningún lado. El joven rey debe afrontarlo solo... bueno, con la ayuda del gruñón Arquímedes. Hasta el día en que una joven encantadora llega a su corte, brindándole al joven consuelo y apoyo. Su nombre es Ginebra. Rápidamente forman una amistad improbable. Pero lo que no sabe es que su madre, la intrigante bruja Madame Mim, la envía para arruinarlo...