Parece difícil imaginar que la polenta alguna vez fuera considerada un plato de pobres. Un plato básico, procedente de los pastos de montaña y en el que había que aprovechar bien los pocos ingredientes raros de que disponía. La polenta se compartía con lo que había disponible: queso, un tomate y a veces un trozo de carne... Un plato caliente, que servía para calentar el cuerpo y la mente. En Casa Di Cecco queremos traeros un poco de este calor familiar, pero con una salsa decididamente menos pobre, para disfrutar en invierno frente a la chimenea o incluso en verano... Para esta bondad no hay temporada. La delicia de un plato montañés y el majestuoso sabor de la trufa, en versión blanca. Puede contener trazas de leche y gluten