Berlingotte nació en Saint-Etienne, en la cabeza de Valentine. Ansiosa por embarcarse en una aventura emprendedora llena de significado, decide crear las cajas de nacimiento que siempre ha soñado con regalar a sus seres queridos. Por lo tanto, imaginó desde cero el universo suave y refinado de Berlingotte, asegurándose siempre de colocar el objeto como pieza central, como una pequeña obra de arte. Trabajar principalmente con proveedores franceses fue un compromiso real para Valentine, en primer lugar por razones éticas, obvias cuando creamos productos para nuestros hijos. Este compromiso francés también se deriva de la importancia que otorga a las relaciones humanas. La proximidad a sus proveedores no era una opción.
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