todo lo que dice

Imelda guardaba un tesoro que muchos no conocían, objetos fabulosos, la misión de su vida.  Y esta mañana, en su tienda, algo perturbó su mirada.  No sabía qué, no sabía dónde, no sabía bien... Cuando de repente, se dio cuenta de que todo estaba en su lugar y ¡eso fue lo que entristeció a Imelda!  Los objetos de sus estanterías procedían del fondo de las páginas, de fantasías salvajes, de bosques, de castillos o de amores, todos a la vez terribles, soberbios y maravillosos.  Pero si estaban todos allí era porque ya nadie leía estas palabras mágicas: “Érase una vez…”, lo único que les permitió unir sus intrépidas historias.  Si todos los objetos estaban dispuestos allí es porque sus historias no vivieron… Un cuento sobre los cuentos, o más bien sobre los objetos de los cuentos, de Thomas Scotto, ilustrado por Nicolas Lacombe.